Cuando de la pluma
no salen sentimientos,
ni emociones, la hoja sigue en blanco,
el alma se calla.
Me pregunto
¿donde se habrá ido la poesía?
La busco en el silencio que respiro,
en la aparente insignificancia,
en la sencillez, en la esencia de las cosas,
en todo lo que no se exhibe,
en los instantes sin fin,
en las palabras que borro.
Pero no la encuentro.
Todavía veo la hoja blanca
y encuentro imperceptibles vestigios
de una vieja lágrima mía
que tal vez no quiere
estar cubierta por palabras.
Y aquí me sonríe el poema
con desapegado desencanto y se va.