Somos eternos equilibristas
que viven entre razón
y sentimiento.
En la búsqueda perenne
de ese amor
que nos ha generado
y del cual estamos intrigados,
de lo divino que está en nosotros.
Del amor que, solo,
logra dar sentido
a nuestra vida.
Somos eternos equilibristas
que viven entre razón
y sentimiento.
En la búsqueda perenne
de ese amor
que nos ha generado
y del cual estamos intrigados,
de lo divino que está en nosotros.
Del amor que, solo,
logra dar sentido
a nuestra vida.