La (pen)última jugada

Si de manejar la agenda se trata, hay que reconocer que con su mensaje de 1 de junio Sebastián Piñera se sumó un punto. Más allá de las tensiones internas en Chile Vamos, el hecho es que el matrimonio igualitario se tomó la discusión por varios días. Atizó la campaña de las primarias en la derecha y despertó todo tipo de preguntas, que se pueden reducir a una sola: ¿Por qué? Varios columnistas intentaron sugerir respuestas en estos días y abordar el fondo del debate.

Pero como en estos tiempos todo es efímero, muy luego varios constituyentes electos de la lista del Pueblo volvieron a remover el tablero –habría que decir “patear” en este caso. Nada de cumplir reglas que no les gustan, dicen. Ellos son “el poder constituyente originario”, aseguran y, además, “el pueblo” nunca suscribió el “Acuerdo por la Paz”. Ya lo decía Alfredo Jocelyn Holt citando a Rousseau hace un par de semanas. ¿Quién es el “pueblo” después de todo?

Pero volviendo a la “jugada” de Piñera, para Héctor Soto la decisión “de ponerle urgencia al proyecto de matrimonio igualitario puso de manifiesto que el mandatario no quiere que su legado se agote en la pura gestión de la pandemia” y en la solución política a la crisis de 2019. Aunque también, agrega, “hay algo de reparación postrera” en el asunto. Fue él el que impulsó el Acuerdo de vida en común en su primero gobierno, pero no pudo aprobarlo por la oposición de sus socios.

Que estaba mirando la Historia, esa con mayúscula, que duda cabe –y quizá incluso recordaba a Obama y su discurso de asunción del segundo mandato, donde convirtió el matrimonio gay en un nuevo capítulo de la lucha por los derechos civiles. “Nuestro viaje no estará completo hasta que nuestras hermanas y hermanos homosexuales sean tratados como cualquier otra persona ante la ley”, dijo entonces. Son los vientos de la historia dirán algunos, o las tormentas, precisarán otros.

Pero como apunta Daniel Matamala “este no tiene por qué ser un asunto de izquierdas contra derechas”. Y recuerda que “la primera vez que el matrimonio igualitario fue propuesto en la portada de un medio tradicional fue en 1989, cuando Andrew Sullivan, un entusiasta partidario de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, escribió ‘un argumento conservador por el matrimonio gay’, en The New Republic”. Es un reconocimiento, según él, “a los valores de la familia”.

Una postura que no todos comparten. “Si la radical posibilidad de aceptación de la vida es nota distintiva de la familia natural, cabe entender que para fundarla se requiere la unión amorosa entre dos personas de diverso sexo abiertas a la vida”, escribe, por ejemplo, Alvaro Pezoa en su columna. Según él, como es “la potencialidad natural de concebir un hijo” lo que define al matrimonio, “no toda unión, desde luego no la homosexual, configura un matrimonio”.

J.P. Sánchez

...He aquí un heredero. Desde la Mancha hasta nuestros tiempos. Por la insurrección de los sueños; la resurrección del asombro; la vigencia de la locura y el imperio de esas fantasías que aún nos quedan...

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